El pasado Sábado, 6 de noviembre los JEIT tuvieron la oportunidad de estar nuevamente colaborando con la iglesia evangélica FUENTE DE VIDA. Los jóvenes fueron divididos en pequeños grupos, cada uno realizando una actividad diferente, pero todos con la misma meta: ‘’AYUDAR A LOS DROGADICTOS’’.
Algunos grupos repartieron folletos en las barranquillas, otros en el hospital Gregorio Marañón y otros en las calles, pegando anuncios en las farolas, buzoneando en los portales, etc.
Los folletos que se repartieron fueron dos tipos generalmente: uno denominado ‘’HOLA AMIGO, SOY LA DROGA’’ y otro con la simple pregunta “¿tienes problemas de DROGAS? Si encontrases una puerta, ¿saldrías? ¡PUES LA HAY! ’’.
Ahora os contare mi caso (habla BENIAMIN BITEA, miembro de los JEIT) y mi opinión acerca de lo que he podido ver.
Junto con otro joven de los JEIT, Adrián, dos colaboradores de Fuente de Vida y un matrimonio hemos tenido la oportunidad de estar en el sitio más apartado, olvidado por la sociedad, donde solo hay gente drogodependiente; las barranquillas. Realmente es un sitio donde a uno no le gustaría estar, ves gente con vidas destrozadas, matrimonios rotos, perdidos, gente a quien no se le ocurre otra cosa que meterse en las drogas cuando están al borde de perderlo todo.
¿Tiene esto solución? – Realmente, ¡sí! (Juan 14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí) .Ese es el mensaje que intentábamos darle a las personas que venían a recoger los bollos y las coca-colas que les dábamos.
Hemos podido ver personas que llevaban días sin comer porque preferían las drogas antes que comer. Hemos podido ver personas que llevaban una década allí y reconocían que estaban mal pero no lo querían dejar.
Ente todas las personas que vinieron a nosotros a por comida he escuchado varios testimonios, el que más duro me pareció es de una persona que una vez estuvo entre nosotros. Así es, una persona que se supone que conoció a Jesús, fue una persona importante en otra organización evangélica, ya que según dijo ayudó a otros a salir de la droga y ahora había caído otra vez.
También he oído lo siguiente: ‘’ yo quiero salirme’’. Una persona totalmente decidida, aunque finalmente no vino con nosotros por miedo a dejarlo.
Otra de las personas con la que tuve oportunidad de hablar también me dijo: ‘’ llevo una semana en España, he venido de Bulgaria, y este es el único sitio que encontré. No tengo a donde ir’’. Le ofrecimos un hogar (la casa de acogida de Fuente de Vida), comida y ropa. Finalmente dijo que no porque en el centro no estaba permitido fumar. ¿Acaso el tabaco no es una droga? ¿Acaso no destruye el templo del Espíritu Santo? No se puede pretender cambiar de forma de vivir sin estar dispuesto a dejarse cambiar. Sin duda es una pena.
A todas las personas que venían les decíamos ‘’ ¡Hay salida! Ven con nosotros’’. Pero nadie quiso venir, a algunos les daba miedo, otros simplemente no querían.
¿Son éstas personas diferentes a los demás no creyentes? ¡NO! Ellos necesitan a Jesús tanto como un no creyente que no tenga un problema de adicción. Entonces, ¿Por qué a veces dejamos de lado a los que más necesitan a Dios? (Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. Marcos 16:15) Verdaderamente son personas, personas con un corazón increíble, que tienen una gran valía para Dios y que valen para otras cosas, en vez de vivir esclavizados por el Diablo. Estas personas tienen una gran necesidad de amor. En Fuente de Vida hay varios ejemplos de esto. Algunas personas de las que están en el centro, están dando su vida a Dios, entregando lo mejor de ellos, dejando atrás las ataduras que tenían cuando estuvieron metidos en las drogas.
Nosotros les ofrecíamos todo lo que estas personas podrían necesitar (comida, cama, abrigo, desintoxicación…) pero sobre todo… amor. Queríamos mostrarles el amor de Dios. Lo que más me dolía era cuando decían ‘’NO, yo no quiero dejarlo’’.
Queridos lectores, lo que quiero decir con todo este resumen es que esas personas son como las demás, todos, y absolutamente todos necesitan amor, una familia, y, ¿Qué familia es mejor que la de Dios?
Cuando vayas por la calle y te encuentres una persona de estas, no dudes en ofrecerle ayuda, te lo agradecerá, créeme. Lo que más agradecen es mostrar que alguien se preocupa por ellos.
Finalmente, antes de irnos de aquel sitio, después de estar ahí dos horas y media, al subirnos al coche, nos pusimos a orar. Yo, personalmente, triste, tocado por todo lo que vi, estaba más triste aún porque nadie de todos los que vinieron a nosotros a por comida decidieron ir a más allá y venir a la casa de acogida. Al acabar la oración, un hombre, también drogadicto, de origen portugués, que llevaba 10 años en España y enganchado a las durante unos 7 años aproximadamente, llamó desesperadamente, con cara de miedo, diciendo que quiere salir de la adicción de las drogas. En ese instante una alegría inexplicable saltó en mi corazón, y no paraba de orar, dando gracias a Dios por obrar así en el corazón de este hombre, llamado Oscar. En ese instante mismo le acogimos, con lo que tenía puesto, porque no tenía nada más. Subió a la furgoneta y vino con nosotros a la casa de Fuente de Vida. Esa fue mi mayor alegría.
Dios puede obrar de muchas maneras en el corazón de las personas. No tenemos que estar preocupados por eso, porque suya es la obra. Nuestra única preocupación debe ser que cumplamos con nuestra misión como hijos de Dios en este mundo. (Marcos 16:15)
Pido a todos los lectores oración por Óscar y por todas las personas que aún siguen en esta trágica adicción. Igualmente pido por el resto de personas que aún no han oído de Dios, o no le conocen como su salvador personal que ahora sea el instante que puede cambiar sus vidas.
AGRADECIMIENTOS:
Agradezco a P. Blanco Rodríguez por esta oportunidad de poder compartir con todos vosotros este pequeño pensamiento a través de JEITOLEDO.com y espero que os haya sido de bendición y os haya hecho pensar en este tema.
Finalmente quiero dar gracias a Dios por esta experiencia inolvidable y creedme que si en algún momento os toca vivir una experiencia así os será de bendición y dar gracias a Dios porque podéis estar entre estas personas y poder compartir sobre Dios con ellos, y que os escuche con un corazón abierto como lo hacían con nosotros.