Richard Wurmbrand
Richad Wurmbrand sufrió una gran persecución por seguir a Cristo
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Ni el nombre ni el testimonio de muchos otros mártires ha sido registrado. ¿Cuántos cristianos murieron sonriendo en la arena de un anfiteatro de Roma bajo las fauces de un león…? ¿Cuántos fueron quemados por «herejes» en la edad media…? ¿Cuántos fueron torturados hasta la muerte en la soledad y la oscuridad de una celda…? Y todo porque para ellos el negar a Cristo no era siquiera una opción.

     Puede que más de uno haya pensado: «¡Qué cobarde fue el apóstol Pedro al negar a Jesús hasta tres veces!» Pero… ¿cuántas veces negamos a Cristo con nuestra manera de vivir? Por nuestra falta de amor… Por nuestro orgullo… Te invito a reflexionar.. ¿Qué pasaría si hubiese persecución en España?

     Animémonos unos a otros para VIVIR cada día el evangelio, paso a paso, y no dejar que se convierta en una simple etiqueta en la que ponga «soy cristiano…»

     Aquí nombro unos ejemplos que pueden servir de estímulo:

     Catelin Girard, fue la mártir valdense de Revel que fue quemada en 1500. Mientras estaba siendo preparada para morir, ella pidió a la persona que la amarraba con cuerdas que le diese una piedra; su pedido fue rechazado porque tuvieron miedo de que tirase la piedra a alguien. Girard dijo que quería la piedra sólo para ilustrar sus últimas palabras; y entonces se la dieron. Mirando intensamente la piedra, dijo: «Cuando sea posible al hombre comer y digerir esta piedra, la fe por la cual estoy a punto de morir tendrá fin».

     Hugo Laverlock, era anciano, un poco cojo y obligado a usar muletas. Durante las persecuciones puritanas del siglo V, Laverlock y un ciego de nombre Apprice fueron llevados juntos a la hoguera. Cuando las llamas comenzaron a subir, Laverlock dijo a su compañero: «Tenga buen ánimo, amigo, pues mi Señor es un buen Médico. Él nos sanará en breve; a usted de su ceguera, y a mí, de mi cojera».

     John Ardley, fue uno de los martirizados de Bonner, que envió a centenares de cristianos a la hoguera. Brutal en extremo, Bonner intentó describir a Ardley el terrible sufrimiento de los que morían quemados, y cuán difícil sería soportarlo. Ardley, que no era del tipo de los que se retractan, dijo: «Si yo tuviese tantas vidas como cabellos tengo en mi cabeza, las perdería todas antes de perder a Cristo».

     William Jenkyn, murió martirizado en Newgate a los 72 años. Mientras oraba en compañía de amigos, él fue apresado y echado en una celda. Cuando los médicos dijeron que su vida estaba en peligro a causa de su encierro, y pidieron que fuese libertado, el rey James II replicó: «Jenkyn quedará preso mientras viva». Poco después él murió, y un noble dijo al Rey: «Majestad, Jenkyn está libre». El Rey respondió: «¿Y quién le dio la libertad?». El noble respondió: «Alguien mayor que su Majestad, el Rey de reyes».

     Richard Wurmbrand, fue un pastor evangélico luterano de origen judío que nació en el 1909 en Rumania. Cuando los comunistas tomaron su tierra nativa en 1945, él se hizo un líder de la iglesia en la clandestinidad.

     En 1948, él y su esposa, Sabina, fueron arrestados. Pasó 14 años prisionero en las cárceles comunistas, incluyendo 3 años incomunicado en una celda subterránea, sin poder ver el sol, las estrellas, ni las flores. Sólo veía a sus guardias y torturadores.

     Los amigos cristianos en Noruega compraron su libertad por 10,000$ en 1964. El pastor Wurmbrand es el Fundador de la Organización Internacional «LA VOZ DE LOS MARTIRES» la cual ayudó a cristianos perseguidos en países comunistas, por más de 25 años.

     Sus innumerables obras literarias, escritas en varios idiomas son muestra de una vida entregada por completo al servicio de Dios y de su convicción plena de amor al prójimo.

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