La gran humorista Leire Pajín nos ha deleitado con una frase que ha producido una carcajada general acompañada de asombro y estupor, incluso dentro de su propio partido, donde hay algunos que mandarían a la política interplanetaria a “una galaxia, muy, muy lejana…”.
«Les sugiero que estén atentos al próximo acontecimiento histórico que se producirá en nuestro planeta… la coincidencia en breve de dos liderazgos progresistas a ambos lados del Atlántico: la presidencia de Obama en Estados Unidos y la presidencia de Zapatero en la Unión Europea en tan sólo unos meses».
Las declaraciones de Leire Pajín han coincidido en el tiempo con la publicación del último libro de César Vidal titulado “Momentos cumbre de la Historia que cambiaron su curso” (editorial Edaf, 2009). El autor hace un recorrido por los acontecimientos que “alteraron la marcha de la Historia, y marcaron un antes y un después cuyas consecuencias, en no pocos casos, persisten hasta el día de hoy”. La altura moral, política y personal de muchos de los protagonistas de estos momentos cumbre de la Historia hacen aún más ridículas las palabras de la secretaría de organización del PSOE sobre el supuesto inminente “acontecimiento planetario”.
El libro de César Vidal señala 20 momentos decisivos en la Historia y en este artículo quiero detenerme en el papel protagonista que los cristianos han tenido en algunos de ellos.
“Pablo trae el cristianismo a Europa. Año 50”. La llegada de Pablo a Europa cambió el rumbo de la Historia. El cristianismo se extendió por Europa y se preparó el camino para que “pocos siglos después, la nueva fe, completamente universal, se convirtiera en la más importante de Europa y desde allí saltara al Nuevo Mundo, al África Subsahariana y a Extremo Oriente”. Curiosamente, Dios usó como instrumento a un antiguo fariseo perseguidor de los cristianos.
“Las 95 tesis de Lutero sobre las indulgencias. 31 octubre de 1517”. El momento en el que el monje agustino Martín Lutero clavó las 95 tesis sobre las indulgencias en la puerta de la iglesia de Wittenberg, se inició la Reforma. Este proceso produjo una vuelta a las enseñanzas contenidas en la Palabra de Dios en contraste con la corrupción y abusos de la institución de la iglesia católica. Además, impulsó acontecimientos importantes como la Revolución científica y el inicio de la democracia contemporánea. (Ver también “El caso Lutero” del mismo autor”).
“El nacimiento de la primera democracia. Año 1776”. Los valores éticos del protestantismo acabaron “trascendiendo de sus límites confesionales y fueron aceptados por sociedades que no eran protestantes”. Los principios bíblicos defendidos por la Reforma tuvieron una influencia fundamental en los redactores de la Constitución de los Estados Unidos y nos ofrecen las claves para explicar la evolución histórica de este país.
“Lincoln emancipa a los esclavos. Año 1862”. Abraham Lincoln fue un hombre de fe, con profundas convicciones cristianas. Los que le conocían comentaban que se le veía a menudo leyendo la Biblia y orando, “su relación personal con Dios ocupaba mucho su mente”. Su lucha por la liberación de los esclavos le llevó a vivir momentos trágicos que supo enfrentar con integridad. Después de la victoria del norte en la guerra de secesión, su actitud es todo ejemplo de misericordia cristiana y de visión para reconstruir un país destrozado por la guerra. Exhortó a sus compatriotas a seguir hacia delante: “Con malicia hacia nadie, con caridad hacia todos; con firmeza en lo justo, según Dios nos conceda ver lo justo, prosigamos para concluir la labor en la que nos hallamos”. (Ver también “Lincoln” del mismo autor).
Las vidas de cristianos como Pablo, Lutero y Lincoln deben ser un ejemplo para nosotros en el día de hoy. Seguramente no llegaremos a protagonizar un “momento cumbre” que cambie la Historia, pero tampoco se nos pide. Con la ayuda del Señor sí que podemos protagonizar momentos que cambien nuestra vida, nuestra familia o nuestra iglesia. Cada uno de nosotros tiene un campo de influencia donde debemos dar testimonio de Jesucristo. Para ello necesitamos llevar vidas de obediencia a la Palabra de Dios en las que obre el poder del Espíritu Santo; en caso contrario, poco podemos hacer.
Para finalizar, señalar que estos momentos históricos son consecuencia del “verdadero acontecimiento planetario” que se produjo en el siglo I en nuestro mundo. Cuando llegó el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo para ofrecer su vida en sacrificio por nuestros pecados. En Jerusalén, en el monte Gólgota, Jesucristo cambió el rumbo de la Historia; tanto la de este planeta como la de todo el Universo, ya que agradó al Padre “por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz”. (Colosenses 1:29).