El aborto es una de las mayores atrocidades que ha cometido la humanidad, desde sus orígenes. En la actualidad es una práctica que se ejecuta diariamente, sin el menor tipo de escrúpulos por parte de los progenitores, familiares de éstos, médicos, autoridades, jueces… y también el resto de la sociedad, que mira impasible estos crímenes contra la vida.
Lo cierto es que la sociedad en la que vivimos prima el egoísmo, el hacer lo que a uno le da la gana sin mirar más allá, ni las consecuencias que pueden tener ciertos comportamientos, ni la gravedad de los hechos que se llevan a cabo.
Si analizamos un poco esta cuestión podremos ver la hipocresía en la que esta sociedad se ha instalado.
1º.- Las leyes en España reconocen como «persona física» a aquella que es capaz de vivir como mínimo 24 horas desde su nacimiento. Una vez que este hecho se produce, al bebé se le protege con un innumerable ordenamiento jurídico para preservar su vida, su manutención, su educación, su salud, su desarrollo físico e intelectual… Lo cierto es que ninguno de esos derechos tienen cabida ni aplicación cuando se trata de fetos (futuras personas). Ni desarrollo, ni salud, ni derecho a vivir.
2º.- Cuando en las noticias aparece un suceso en la que los padres abandonan en un contenedor a su hijo recién nacido dentro de una bolsa de plástico, todo el mundo dice «vaya unos desalmados». Por el contrario, muchas de estas personas que experimentan este sentimiento de conmoción, indignación y pesar, son completamente insensibles a la suerte de los bebés cuyas madres deciden que dejen de vivir.
3º.- Cuando vemos a un padre que mata a su mujer y a sus hijos, nos consume la rabia y no tenemos freno en nuestra boca para llamarle «asesino» o «psicópata», que con toda justicia merece que le digan. Sin embargo, la gente no ve como asesinos a aquellas personas que optan por matar a bebés. De no intervenir con el propósito de matar, dejando su desarrollo normal serían futuras personas, luego pues, podemos decir que no hace falta que nazcan para que ya sean personas en proyecto.
4º.- Cuando un bebé recien nacido muere, se inicia una tramitación para darle sepultura…, por el contrario cuando se aborta, el feto es arrojado a un barril o se tira en bolsas de plástico. Llama la atención la diferencia de trato, cuando lo único que tiene de diferentes es que uno es mayor en edad que el otro.
5º.- Mucha de las personas que justifican los abortos, se escudan en la suerte o ventura que ha de vivir el bebé, y si concluyen en que va a pasar una vida desestructurada, o desarraigada o que va a ingresar en los centros asistenciales públicos (en los que presuponen que van a salir sin valores y hechos unos delincuentes), pues deciden que es mejor que no nazcan.
La tecnología ha hecho posible poder ver los distintos periodos del bebé dentro del vientre materno, y como se puede divisar con claridad a la futura persona a las pocas semanas de gestación. Con todo, puede haber alguien que piense que el feto no tiene capacidad de para sentir el dolor, que como es muy pequeño, seguro que no tiene desarrollado esa percepción. Sin embargo las técnicas más comunes para practicar el aborto (matar a niños), tienen unos efectos brutales en el bebé. El ser humano ha desarrollado distintas técnicas para impedir que los niños lleguen a nacer, dependiendo del momento de gestación en el que estén.
Pese a todo lo comentado anteriormente, hay gente que se traslada a situaciones extremas, para justificar el aborto, como por ejemplo: «y si un violador, viola a una mujer y la deja embarazada… ¿qué?». He de reconocer que durante bastante tiempo, tenía dudas acerca de este argumento y lo incluía dentro de lo que podemos llamar «excepciones del aborto». A día de hoy, a la luz de cómo entiendo esta cuestión, solamente contemplo una única excepción. La situación en la que un embarazo pueda causar la muerte de la madre o la muerte del feto y de la madre. Siendo tan complicada esta cuestión, no me atrevo a pronunciarme sobre ella. Volviendo al tema de la violación y analizando las conductas podemos determinar esta línea de acción.
La persona A (violador) viola a una mujer y la deja embarazada. A parte de cargar contra quien a hecho el daño, el que va a llevar más castigo y quien va a pagar los platos rotos es la persona B (el bebé). ¿En que se convierte la persona que abusa del que no tiene fuerza para defenderse? ¿Acaso no se comporta de manera parecida a la persona A? Mata a quien no puede rebelarse contra lo que le van a hacer, de la misma manera que el otro viola a quien por fuerza no puede hacerle frente.
Además, la mujer que se encuentra en esta situación puede elegir. Por un lado, puede darle vida y educarlo en valores y revertir el mal que a ella le hicieron y convertirlo en bien, en una persona que mejore el entorno en el que vive y que sea de los que sumen a la hora de mejorar la justicia, los valores y la moralidad en el mundo. Por otra parte, puede darle la vida, y donarlo en adopción para que sean otros los que se encarguen de formarlo en la vida.
De todas formas, la maldad del violador no tiene porque pagarla el hijo que se está gestando, ni este tiene porque comportarse como lo hizo el padre. Por ello recomiendo que leáis Ezequiel capítulo 18, que reflexiona y comenta el refrán que tenían en Israel: «Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera».
Otro argumento para justificar el aborto es «si el niño tiene malformaciones… es mejor que no nazca para que no sufra», y yo me pregunto ¿Para que no sufra quién? ¿Es esta otra lección de egoísmo? Pero analicemos lo que esto implica. Pensemos un momento en que este argumento es válido… entonces cuando un niño, o un joven, o una persona independientemente de su edad tenga un accidente que le deje en una silla de ruedas o con una deficiencia mental… ¿entonces tendremos que matarlos para que no sigan sufriendo?
El precedente más reciente que tenemos en Europa de un comportamiento así, es el cometido por la Alemania Nazi, que antes de lanzarse al exterminio de judíos, fue quitando a los deficientes, a los down, a los mutilados que no podían valerse por si mismos, a los ancianos que ya no podían aportar nada al sistema y que eran dependientes (los veían como parásitos). Las personas que sostienen esa línea de pensamiento, no son conscientes de que todos estamos expuestos a sufrir un accidente que nos deje esas secuelas, y que con independencia de que esto ocurra o no, algún día llegaremos a viejos y seremos más débiles, dependientes de otras personas y prescindibles para esta sociedad que sólo ve un número de afiliación a la seguridad social que supone un gasto para el Estado, al tener que pagarle la pensión de jubilación. Una situación muy similar a la de Alemania de los años 30.
Para concluir, diré que no somos nuestros, Jesús pagó nuestra condena en la cruz, y es Dios, únicamente Dios el que puede dar o quitar la vida. No volvamos a caer en el error de Adán y Eva que codiciaron ser dioses. En la tierra, por desgracia muchas personas juegan a ser Dios. Por otra parte, una mala acción nunca se borra con otra. Y hay que pensar en que si nuestros padres decidiesen abortar cuando nuestra madre nos gestaba, nunca podríamos leer estas líneas.
Medita en ello. No es una broma, ni algo abstracto. Para mi, no hay diferencia entre las personas que sacrificaban a sus hijos ante el dios Moloc, como dice en Levítico 20, de las personas que sacrifican hoy a sus hijos ante el dios del Egoísmo.