Kermit Gosnell
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El médico abortista de Filadelfia (Estados Unidos) Kermit Gosnell fue declarado culpable de tres de las cuatro acusaciones de asesinar bebés que nacieron vivos tras abortos fallidos. Gosnell, de 72 años, se podría enfrentar la pena de muerte por las acusaciones de asesinato, según reporta Aciprensa.

     Los bebés no nacidos eran conocidos solamente por letras, y Gosnell fue sentenciado por los asesinatos de Bebé A, Bebé C y Bebé D, en su clínica en Filadelfia, la “Women’s Medical Society” (“Sociedad Médica de Mujeres”).

     Muertes horrendas

     Presuntamente Gosnell habría asesinado a más de un centenar de bebés nacidos vivos del aborto, que no se han podido probar en el juicio. Tras agonías de incluso veinte minutos, se les seccionaba la médula espinal con unas tijeras.

     El Bebé A fue asesinado luego de que Gosnell indujera el parto a su madre, que tenía cerca de 30 semanas de embarazo. De acuerdo al informe presentado en el juicio, Gosnell rompió la columna vertebral del bebé y puso su cuerpo en una caja de zapatos para descartarlo, “bromeando” con que el bebé era tan grande que él podría “acompañarme a la parada de bus”.

     En el caso del Bebé C, éste se movía y respiró 20 minutos luego del parto hasta que un asistente le cortó la columna vertebral. El Bebé D nació dentro de un retrete. Un trabajador de la clínica dijo a las autoridades que el bebé se movía y parecía que nadaba. Otro trabajador lo sacó de allí y le cortó el cuello.

     A Gosnell se le encontró “no culpable” de la muerte del Bebé E, quien de acuerdo a un testigo lloró antes de que Gosnell lo matara y lo pusiera en un cubo de basura.

     Inicialmente el abortista estadounidense se enfrentaba siete acusaciones de asesinato en primer grado, por la muerte de infantes que fueron presuntamente eliminados tras nacer vivos. El juez Jeffrey Minehart descartó tres de las acusaciones por asesinato de infantes por razones no declaradas. El abogado de Gosnell ha argumentado que no había prueba de que los bebés hubieran nacido vivos.

     El médico abortista fue encontrado culpable de homicidio involuntario por la muerte de una paciente, que murió de una sobredosis en 2009. Los fiscales habían buscado una acusación por asesinato en tercer grado en su caso, diciendo que Gosnell dejó que su personal, sin entrenamiento ni licencia, diera a la mujer inmigrante butanesa una combinación letal de medicamentos. El abortista también fue condenado por infanticidio en la muerte del Bebé A, y conspiración en las muertes de los bebés D y C.

     Gosnell enfrentaba más de 250 acusaciones, incluyendo crimen organizado, conspiración y violaciones de las prohibiciones de abortos tardíos en Pensilvania. El médico estadounidense hizo frente además a más de 200 cargos de violar una ley estatal que requiere un período de espera de 24 horas para un aborto.

     Los crudos testimonios en el juicio incluyeron informes de que Gosnell y su personal cortaron los cuellos de más de 100 bebés que sobrevivieron a abortos. Un médico en la clínica testificó que el procedimiento era «literalmente una decapitación”.

     El escenario de los crímenes

     Los asesinatos de bebés sobrevivientes de abortos en su clínica no fueron descubiertos hasta que el Bureau Federal de Investigación (FBI) y la Agencia de Control de Drogas (DEA) realizaron una redada en febrero de 2010, buscando evidencia de distribución ilegal de analgésicos que requerían receta médica.

     Los investigadores encontraron salas manchadas de sangre y equipos sucios. La clínica almacenaba fetos abortados en un congelador en el sótano, en contenedores plásticos de comida y bolsas, junto a los almuerzos de los trabajadores.

     Gosnell conservó pies cortados de bebés no nacidos, preservados en frascos de muestras, presuntamente para futura identificación de muestras de ADN.

     Los trabajadores de su clínica aparentemente mandaron a mujeres a dar a luz en retretes, un médico habría contagiado una infección de transmisión sexual a mujeres, debido a los pobres niveles de calidad, y un trabajador de 15 años administró anestesia a pacientes.

     Un caso que remueve consciencias

     Al principio del juicio apenas ningún medio relevante cubría el caso, y los asientos destinados a la prensa (a pesar de tratarse de uno de los mayores asesinos de la historia de los Estados Unidos) estaban vacíos.

     Pero uno de los que sí han estado desde el principio es un periodista local, J.D. Mullane, reportero del Bucks County Courier Times. El ex aspirante a la nominación republicana Mike Huckabee le entrevistó para la Fox News -que sí está respondiendo a ese elemental deber de ética profesional-, y sirvió para percibir hasta qué punto escuchar lo que sucedía en ese abortorio de Filadelfia está cambiando la mentalidad sobre el aborto de muchos de los asistentes.

     «No puedes escuchar sin cambiar»

     «El caso del doctor Gosnell ha hecho caer la cortina sobre la violencia inherente al aborto. No te puedes sentar semana tras semana, día tras día, ante ese tribunal y escuchar lo que hace el aborto a los no nacidos, a los niños y a las mujeres (Gosnell también está encausado por la muerte de una de ellas), escuchar todos esos testimonios, y no cambiar, no cambiar tu corazón, o al menos no reconsiderar seriamente tu postura», confiesa Mullane.

     «Llevo 26 años en este trabajo [cubriendo tribunales y sucesos] y esto es lo peor, y a muchos niveles», añade: «No sólo por lo que el doctor Gosnell hacía, sino por la indiferencia de las autoridades sanitarias, que durante diecisiete años jamás inspeccionaron ninguna de las 22 clínicas del estado donde se practican abortos».

     «Se trató de una decisión política», explica el periodista, y pone nombre y apellidos a quien la tomó «deliberadamente para facilitar a las mujeres el aborto en Pennsylvania»: Tom Ridge, gobernador del estado en 1995, republicano proabortista.

     Mullane no es el único que ha cambiado con este juicio: «Junto a mí se sienta un periodista que escribe para otro periódico local. Me dijo que él es muy progresista, muy partidario del aborto, pero que tras escuchar los testimonios del juicio Gosnell, está reconsiderándolo. Ha cambiado de opinión».

     ¿Por qué? Mullane da con la clave: «Ésta es la fuerza del juicio Gosnell. Durante cuarenta años [referencia a la sentencia Roe vs Wade que legalizó el aborto en Estados Unidos en 1973], el aborto en este país se ha marginado en la opinión pública. Pero esto es un tribunal, y los testimonios que se prestan bajo juramento y las pruebas que se presentan son reales. Es un caso fundamental. El testimonio de un solo testigo tiene mucho más peso que todos los editoriales a favor del aborto que han aparecido en The New York Times».

     Fuente: Forum Libertas.com

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