Como actividad para la mañana de la Reunión de Jóvenes que tuvo lugar en Toledo, se confeccionó una encuesta que llevaba por título «CRISIS«. Aunque pretendía aprovechar el actual ambiente enrarecido por la adversidad económica, como consecuencia de la crisis, las preguntas estaban determinadas a manifestar una causa profunda originaria de esta situación.
La primera pregunta era introductoria ¿Crees que el mundo está en crisis económica? Las respuestas concluyeron que SI con un 88% de los encuestados. El primer síntoma para ser consciente de un problema o de un peligro es poder identificarlo. Las personas encuestadas reconocieron, en esta pregunta genérica, que hay un problema.
La segunda pregunta dirigida a detectar las causas que motivan esa situación ¿Crees que una pérdida de valores puede ser el origen de una crisis económica? Es llamativo ver que, al menos, uno de cada cuatro sostiene que independientemente de que se tengan valores o no la situación económica no se ve afectada… Parafraseando el refranero español, da igual que se ponga al lobo al cuidado el rebaño, porque las intenciones del lobo no van a afectar sobre las ovejas. Proverbios 10:9 nos dice: «El que camina en integridad anda confiado; Mas el que pervierte sus caminos será quebrantado», luego pues, debe haber una diferencia entre tener o no tener valores.
La tercera pregunta trataba de analizar la percepción que las personas tienen de sí mismos respecto a los demás. ¿Crees que si estuviera en tu mano la responsabilidad de tomar este tipo de decisiones la situación económica mejoraría? Casi la mitad de los encuestados contestó que no, si bien, las razones eran bastante variopintas y se centraban en las capacidades o conocimientos que tenían en lugar de la moralidad que tenía… «es que no se economía». Por otra parte un 43% de los encuestados dijo que sí. A lo mejor su respuesta estaba predeterminada por la animadversión a los responsables actuales, pero teniendo en cuenta las edades de los encuestados podemos concluir que contestaron que sí porque tienen un alto concepto de sí mismo.
La Biblia nos dice que no hay justo ni aún uno, y también advierte de que el camino de los hombres se tuerce y se devía… todos a una. Lo cierto es que todos tienen su parte de culpa en la situación actual. El tamaño de la corrupción es proporcionalmente mayor cuantas más cosas se tienen al alcance de la mano. El que tiene poco a su alcance se corrompe poco, pero se corrompe también. En la Biblia vemos como Adán y Eva se corrompieron, teniendo todo a su alcance menos una única cosa, no fueron capaces de guardar esa integridad. Hoy día todos somos ejemplos y practicantes de lo mismo. Si no lo crees, analizate con un poco de autocrítica.
La cuarta pregunta pretendía vincular la corrupción de las personas con algo intrínseco a la naturaleza humana… El Pecado. ¿Crees que la corrupción moral y la tendencia a desviarse del bien forman parte de la naturaleza humana? De una forma abrumadora la gente contestó que sí… Que somos malos por naturaleza. Por el contrario casi las mismas personas que dijeron que la corrupción de valores no es el origen a una crisis, también creen que las personas no son corruptas por naturaleza, es decir, que la corrupción es una condición adquirida. Sin embargo la Biblia muestra la realidad «por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres» (Romanos 5:18).
La última pregunta era la que supuestamente podía abrir una conversación más profunda, en un plano espiritual. ¿Crees que la recuperación de los principios cristianos es la solución a la crisis? No preguntábamos a la crisis económica, ¿es la solución a cualquier crisis?… Más de la mitad contestó que NO y un 12% que no sabía.
Es curioso, porque podríamos haber hecho una sexta pregunta que llevase por título ¿Conoces los valores crisianos? para ver el por qué, según ellos, no valían para solucionar una crisis. Sin embargo, las respuestas podían ser tan devastadoras, que era mejor no preguntar.
Más de la mitad contestó que No… Quizá no conozcan lo que los valores cristianos hacen en la vida de los creyentes, y esto es una causa suficiente para sonrojarse… ¿Acaso llevamos tan oculta nuestra cristiandad que sus frutos no se ven? ¿Hemos puesto la luz debajo del almud y nadie es capaz de percibirla?
La otra respuesta más negativa si cabe, es que verdaderamente hayan visto los frutos y los valores de los que se dicen creyentes. Al no diferenciarse en absoluto de los valores que tiene alguien que no es creyente… es lógico que piensen que no es la solución para la crisis económica, ni para una crisis familiar o matrimonial, ni que sean buenos valores para instruir a los hijos, ni que sean los que le puedan llevar al encuentro con Dios y a la salvación.