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El escritor Paulo Coelho alcanzó hace tiempo la mítica cifra de más de 100 millones de ejemplares vendidos. Este mes, la editorial Planeta ha publicado su última novela “El vencedor está solo”, en la que, a ritmo de thriller, realiza una crítica feroz sobre la crisis de valores de la sociedad actual, con un versículo de la Biblia como idea principal de libro: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad”.

     La novela está plagada de referencias bíblicas y la mirada de Coelho hacia la sociedad está realizada desde una perspectiva cristiana pero con un sincretismo religioso muy característico de nuestra época, que en este caso envuelve catolicismo y new age.

     Para entender mejor el sincretismo de Coelho hay que acudir a la increíble biografía “El mago”, de Fernando Morais, también publicada por editorial Planeta el año pasado. En esta biografía se describe la educación del escritor en un colegio jesuita, cuyo legalismo le llevó a perder la fe. Después, durante varios años Coelho descendió a los infiernos, en un peregrinaje por las drogas, perversiones sexuales, intentos de suicidio y, finalmente, su afiliación a un grupo satánico que le llevó a tener un encuentro con Satanás. La terrible experiencia terminó con Coelho en una iglesia pidiéndole perdón a Dios por haber dudado de su existencia. Su peregrinaje espiritual me ha llevado a varias reflexiones que quiero compartir con vosotros.

     1) PÉRDIDA DE LA FE

     Coelho creció en un ambiente opresivo, con un padre muy exigente que acrecentó su complejo de inferioridad. Educado con los jesuitas, sufrió el legalismo de un sistema religioso basado únicamente en seguir la letra de la ley, sin ningún tipo de gracia ni misericordia, lo cual le llevó a renegar de su fe. Su experiencia es común a muchas personas que han terminado “vacunadas” contra todo lo que se llame Dios. Un amigo de Coelho le comentó sus esfuerzos inútiles por recuperar la fe : “Cuando era pequeño, al sentir que la fe en Dios se me escapaba, hice los mayores sacrificios para retenerla. Rezaba desesperadamente, me daba duchas frías en invierno, pero poco a poco la fe fue desapareciendo, muy poco a poco, hasta desvanecerse por completo”.

     Finalmente, Coelho terminó perdiendo su fe, con 17 años “no quería volver a oír hablar de Iglesia, sermón, pecado, ni nada de eso”. Sus padres llegaron a la conclusión de que su hijo estaba loco y no se les ocurrió otra cosa que ingresarle en un manicomio con la esperanza de que su hijo “volviera a ser un buen cristiano”.

     2) DESCENSO A LOS INFIERNOS

     Traumatizado por las experiencias sufridas en su infancia y adolescencia, Coelho creció con el sueño de llegar a ser un escritor de éxito y con “el ansia permanente de nuevas experiencias”, lo cual le llevó a probar todo tipo de drogas, participar en orgías y practicar sexo en lugares morbosos como un cementerio y someter a una de sus novias a la vejación de dejar que apagase un cigarrillo en su muslo como prueba de confianza.

     Convertido en un “devorador de libros”, comenzó a interesarse en libros de esoterismo, brujería y ocultismo. Finalmente, ingresó en la OTO (Ordo Templi Orietis), organización de la que el ocultista Aleister Crowley fue líder destacado. Coelho tuvo un encuentro estremecedor con Satanás, en un horripilante episodio que duró 12 horas y que le causó una fuerte impresión y le convenció de que iba por el mal camino.

     3) REGRESO AL CATOLICISMO

     La terrible visión representaría el inicio del regreso de Paulo a la fe católica “inculcada por los rigurosos padres jesuitas del colegio en el que fue educado”. Pero Coelho terminó en una extraña orden religiosa católica, RAM, que practica extraños rituales esotéricos y en la que alcanza el grado de Maestro. Como prueba impuesta por la orden, recorre el Camino de Santiago con un joven como “esclavo”, en un episodio digno de leer y este viaje se convierte en el germen de su primer libro “El peregrino de Compostela”, primer paso en su carrera de escritor y previo a su éxito mundial “El alquimista”. Finalmente, Coelho ha cumplido su sueño y sus libros consiguen vender millones de ejemplares en todo el mundo (“El Zahir”, “El demonio y la señorita Prym”, “Verónica decide morir”, “Once minutos”, “La Quinta Montaña”, etc.).

     4) “CONOCERÉIS LA VERDAD…

     La biografía de Coelho nos desvela también aspectos muy curiosos sobre su vida en la actualidad que muestran que Coelho sigue practicando rituales anticristianos y no ha sido liberado de miedos y esclavitudes relacionadas con lo espiritual. Practica rituales para manipular las fuerzas de la naturaleza. Vive obsesionado con seguir el I-Ching, un libro de adivinación. La biografía cuenta numerosas manías como su ceremonia de oración: “la mirada fija en el infinito, dedos índice y corazón levantados, sólo necesita unos segundos para rezar una oración silenciosa. Esa solitaria ceremonia la realiza al menos tres veces al día –al despertar, a las seis de la tarde y a medianoche-, y la repite en los aterrizajes y despegues y cuando los coches se ponen en marcha”. También está obsesionado con las señales que aparecen a su alrededor: “Donde la mayoría de la gente no ve más que una coincidencia el escritor ve señales que deben ser interpretadas. Su obsesión con nombres, lugares, fechas, colores, cosas y números que a su entender podrían atraer desgracias hacen sospechar que pueda sufrir una forma leve de lo que la medicina moderna ha bautizado como Trastorno Obsesivo Compulsivo, o TOC”. Manías como negarse a comer en mesas con 13 personas o cambiar de acera cuando ve una pluma en el suelo demuestran la esclavitud a la que vive sometido el escritor brasileño. La Biblia nos advierte sobre los peligros del ocultismo. Satanás existe y anda “como león rugiente buscando a quién devorar” (1ª Pedro 5:18), pero Jesucristo vino al mundo para “deshacer las obras del diablo” (1ª Juan 3:8), y lo consiguió muriendo en la cruz y resucitando al tercer día, derrotando así al que tenía el imperio de la muerte, “el diablo” (Hebreos 2:14).

     De la esclavitud de Satanás no nos libra ningún ritual religioso ni ceremonia mágica, como nos demuestra la vida de Paulo Coelho. Sólo entregando nuestra vida a Jesucristo podemos ser librados de los temores y no vivir “durante toda la vida sujetos a servidumbre” (Hebreos 2:15).

     La vida de Coelho también nos hace aprender una lección importante. Creer en Jesucristo no se puede imponer, la Biblia nos enseña todo lo contrario. Dios nos ha hecho libres para aceptar o rechazar su mensaje. La salvación tampoco podemos conseguirla con nuestro esfuerzo, sólo la alcanzamos por la gracia de Dios. Finalmente, la libertad de la esclavitud espiritual sólo se encuentra en Jesucristo porque él es la verdad y cómo dijo en Juan 8:32, “conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”.

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