Una multitud entregada asiste a un concierto musical de un grupo gospel
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El 9 de Septiembre de 2011, en el Palacio de Vistalegre de Madrid, se celebró un concierto de música cristiana a cargo del conocido grupo Hillsong United. (Para algún lector que no esté al día, le diré que es una muy buena banda musical australiana del estilo de música llamado “rock cristiano”. Esta banda constituye la principal actividad del grupo de jóvenes de la iglesia de Hillsong, de Sidney, Australia, que ha tenido un notable éxito internacional. Muchas de sus canciones, muy buenas por cierto, se cantan en la mayoría de las iglesias evangélicas, principalmente en las que están asociadas a la denominación de las Asambleas de Dios y en general de las que forman parte del movimiento pentecostal ó carismático en sus diversas formas. Si alguien quiere saber más sobre Hillsong United, puede sencillamente buscar la entrada correspondiente en la Wikipedia o visitar las web oficiales).

     El concierto de Madrid, como otros de los que en los últimos años celebra la banda por todo el mundo, atendiendo a la convocatoria, a la presentación, a la calidad musical y a los objetivos de los promotores, no puede menos que considerarse un éxito rotundo. Contó con la asistencia de unos 7000 entregados jóvenes de edades entre 13 y 25 años (El grupo de edad más difícil de integrar en las iglesias tradicionales). En España esto constituye un hito nunca antes alcanzado por la música cristiana evangélica. Y es más destacable que la mitad ó más de los asistentes fuesen católico romanos integrantes la mayoría de los movimientos católicos de renovación carismática ó participantes en la reciente JMJ celebrada en Madrid con la presencia del Papa.

     No voy a hacer una crónica laudatoria, porque para eso sobran firmas, sino hacer nuevamente una advertencia, otra más de mis voces en el desierto, destinada a entusiastas y despistados, de que pareciendo todo muy bueno y hasta perfecto, algo no va bien aquí.

     Sé que el papel al que he sido llamado desde hace años es cualquier cosa menos agradable. Parezco el aguafiestas, el que solo ve lo malo, el que anda buscando tres pies a un gato, y además para nada. Pero aunque no haya quien escuche, ni tales advertencias tengan acogida ni repercusión, como en la muletilla de aquel personaje, Felipito Tacatúm, del cómico argentino de los setenta Joe Rigoli, yo también sigo. ¡Ay de mí si no lo hiciera!

     Vamos allá. Si la música es preciosa, la asistencia numerosa y participativa, la puesta en escena es técnicamente impecable. Si durante hora y media se alaba a Dios y a Jesucristo, se hace un llamamiento a la conversión y aceptar a Cristo como Señor y Salvador y entregar la vida a Dios, y se consigue la respuesta afirmativa de centenares de jóvenes. ¿No es todo perfecto? ¿Qué puede encontrarse de malo aquí? Y aún más lejos, aunque algo pudiera haber, ¿qué responsabilidad le cabe a Hillsong ó a los organizadores?

     No se vaya a pensar el lector que esas preguntas no me las he formulado yo. Lo he hecho. Así que desde el mayor respeto voy a dar mi opinión.

     Cuando uno va a las páginas de las Sagradas Escrituras puede encontrarse con diversas estrategias de batalla por parte de Satanás en la guerra espiritual contra Dios y sus santos. Encontramos al estratega del mal actuando con sagacidad, aprendiendo de sus antiguos errores y aplicando diferentes tácticas según los momentos y el estado espiritual de la sociedad a la que se enfrenta. En ocasiones los ataques fueron frontales: guerras, persecuciones, martirios, etc. Pero esta estrategia casi siempre le resultó mal, porque la sangre de los mártires regaba la semilla de la fe y esta se multiplicaba, y no es ahora el momento de extenderse mencionando los distintos episodios históricos. En otras ocasiones, cuando obtuvo sus campañas más exitosas, fueron aquellas en las que actuó con la sibilina y sagaz estrategia de mezclar y remezclar lo santo con lo pagano. La doctrina conocida bíblicamente como “de Balaam”, que practicaban algunos de Pérgamo (que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación) fue una de ellas. Otra, aquella implantada en Samaria a instancias del rey de Asiria, que con tan pocas palabras resume impecablemente el autor de 2 Reyes en el capitulo 17:41 “Así temieron a Jehová aquellas gentes, y al mismo tiempo sirvieron a sus ídolos; y también sus hijos y sus nietos, según como hicieron sus padres, así hacen hasta hoy”.

     Digo esto porque estuve leyendo algunas crónicas de personas católicas relevantes que asistieron a este acto. La mayoría estaban entusiasmadas, porque el espíritu que se respiraba en el concierto, decían, les recordaba el fervor de “la salve rociera” que entonaban en torno al Papa en la JMJ. Otros decían que esta experiencia les renovaba para adorar mejor en la misa, para ser más fiel a la iglesia católica, para disfrutar más de los sacramentos y de la eucaristía, incluso algunos afirmaban “lo bueno que es llevar las canciones de Hillsong para la ‘adoración eucarística’”, o frases como “vimos como el Espíritu Santo se derramó sobre católicos y evangélicos durante el concierto”, etc. etc.

     Es decir que la conclusión para muchos católicos llegados para el acto de todas partes de España, que eran al menos la mitad, lo vivido en el concierto de Hillsong les ha valido para reafirmarse en sus doctrinas católicas erróneas y permanecer en ellas. (No olvidemos que la Misa, es la degradación del sacrificio de la cruz, pues en ella pretenden sacrificar a Cristo una y otra vez en cada ocasión en que la celebran -eso sí, de forma incruenta, dice. Faltaría más-, contraviniendo una doctrina tan rotunda como Hebreos 10:11 y 12). En segundo lugar, le ha unido más a la iglesia católica, cuya estructura encabeza el Papa, título que otorga con su infalibilidad una patente para despojar al Espíritu Santo en su tarea indelegable de conducir a toda la verdad (Juan 16:13; 1ª Juan 2:18-27). También les une más intensamente a María en su papel idolátrico de Reina del cielo y madre de los católicos, y más a las tradiciones de su iglesia, constituidas muchas en el tributo de cultos a santos, vírgenes y cristos, que no son Cristo, y por tanto a la doctrina de la salvación por la fe mas las obras, traducidas en los diez mandamientos de la ley de Dios, los de la santa madre iglesia, los sacramentos, las penitencias, etc.

     Alguien pensará que estas opiniones son de particulares que asistieron, y ajenas a Hillsong. Pues no, aquí es donde está el problema, y la responsabilidad de Hillsong y de los promotores. Que estas opiniones no son exclusivas de los asistentes en Madrid, sino comunes a todos los conciertos en los que participan, por lo tanto no pueden decir que ignoran que si los líderes católicos promueven que sus jóvenes vayan a estos conciertos es porque no solo no ven ningún peligro de que se aparten de las doctrinas católicas, sino que los unen más a ellas.

     Los verdaderos hombres de Dios siempre tuvieron la responsabilidad de marcar la diferencia entre la luz y las tinieblas de una forma meridiana. Siempre tuvieron que esforzarse para evitar que la doctrina del evangelio de la gracia sin las obras de la ley, diese cabida a un evangelio falso que fuera parte por gracia y parte por obras. Por ejemplo, vemos a Pablo reprendiendo al espíritu de aquella muchacha con espíritu de adivinación. No podía permitir que la gente relacionara a un espíritu satánico con la verdad del evangelio, ni aunque le favoreciera a corto plazo enviándole gente a la cual predicarles a Cristo (Hechos 16:18). Y también tenemos como enseñanza todas sus luchas contra los judaizantes en la epístola de Gálatas, Filipenses, etc. contra los que predicaban a Jesús, pero era otro Jesús, y un evangelio, que era otro evangelio (2ª Corintios 11:4; Gálatas 1:7,8). También alababan y adoraban a Dios, pero no según ciencia (Romanos 10:2). Es decir, no conforme a la sana doctrina. Y Pablo es tan rotundo a la hora de denunciar que eran fatales las consecuencias de aquellas formas de ‘cristianismo’ no ortodoxo hasta el punto de decirle a los gálatas que si permanecían en ellas, se caían de Cristo y la fe no les aprovechaba para nada (Gálatas 5:1-10).

     Pero la gente de Hillsong United lleva varios años prestándose y participando encantada en los encuentros de católicos de jóvenes aportando su capacidad de convocatoria para llevarlos a las reuniones donde se reafirma la fe católica.

     A estos encuentros también lleva por su poder de convocatoria a miles de jóvenes evangélicos atraídos por su música, la mayoría deficientemente formados en doctrina, y los pone al alcance de los mensajes de los oradores católicos, que como no, a través de ellos van a intentar integrarlos a la iglesia católica con hermosas palabras de ‘unidad’, amor, que todos seamos uno, etc.

     La gente de Hillsong no ha puesto ningún énfasis en marcar que los contenidos de la doctrina de Cristo tiene un peso esencial en la salvación, como vemos en todo el Nuevo Testamento. Que está bien adorar a Dios y tener celo por Él, pero cuando este celo tiene en mente establecer una justicia propia y no la de Dios que es exclusivamente por la fe en Cristo y por gracia, se está fuera de la salvación (Romanos 10:1-4), por mucho que levanten las manos, que oren ó recen y que respondan a un llamamiento de acercarse al escenario. Hay algo peor que estar perdido, y es estar perdido creyéndose salvo. Esa era la desgracia de los fariseos. Creyéndose justos, y por tanto justificados en su actual situación, no veían la necesidad de ir al Médico Divino en busca de solución a su grave problema con el pecado (Mateo 9:10-13). Y el principal pecado, lo recuerdo, no era ni es solamente cualquier cosa mala que ofenda a Dios, sino absolutamente todo lo que el hombre haga ó pueda hacer incluidas las buenas obras y el cumplimiento de cuantos mandamientos uno pueda llegar a cumplir, cuando pretenden añadirse a que la salvación viene única y exclusivamente por la fe en Jesucristo (Gálatas 3:22).

     Aparte de este, Hillsong todavía constituye otro peligro potencial para los jóvenes evangélicos. Ya he dicho que la música es buena, las letras también, y los jóvenes son llamados a ser fieles y entregar sus vidas a la causa de Cristo. Todo esto es incuestionablemente bueno. Pero luego… vienen las doctrinas que los pastores de Hillsong promueven. Si todo lo relacionado con la música y el mensaje del concierto es bueno, lo normal es pensar que lo que hay detrás, la doctrina, también lo sea. Pues no. Las doctrinas de Hillsong están en la onda del evangelio de la prosperidad, que es una versión falsa de las promesas de Dios contenidas en el evangelio. Admito que no como para que alguien se caiga de la gracia, que diría San Pablo, pero si para vivir engañado en cuanto a lo que Dios promete y provee para nuestra vida diaria. Los que siguen este evangelio de contenidos adulterados viven de tumbo en tumbo en lugar de ir de victoria en victoria.

     Así que no es de extrañar que en la declaración doctrinal del movimiento incluya esta frase: “Creemos que Dios quiere sanarnos y transformarnos para que podamos vivir una vida saludable y próspera para poder ayudar a otros de una forma más efectiva.” Una frase que los creyentes maduros sabemos que Dios quiere que vivamos una vida saludable y próspera espiritualmente que casi nunca coincide con saludable y próspera materialmente, pero que los pastores de Hillsong, como los demás promotores de la prosperidad manipulan. Y esta verdad incuestionable está meridianamente declarada en las cartas a las iglesias de Apocalipsis. La riqueza material de la que se gloriaba la iglesia de Laodicea, era a los ojos de Dios, pura miseria (Apocalipsis 3:17), mientras que la pobreza en la que vivían los creyentes de Esmirna, era riqueza en la consideración de Dios (Apocalipsis 2:9).

     No voy a extenderme más, que pudiera hacerlo extendiéndome a otros aspectos doctrinales mucho más concretos, porque para el que tiene oídos para oír, creo que ya es suficiente, y para el que no los tiene, nada es bastante. Y si esta inquietud te lleva, amigo lector, a buscar más, como Cristo prometió, hallarás. Un abrazo.

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