Hospital Severo Ochoa de Leganés
El hospital Severo Ochoa de Leganés ha sido el centro de salud en donde aparecieron las denuncias por "eutanasia"
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 Un caso que ha saltado a la prensa de forma espectacular en los últimos años relacionado con la eutanasia es el relativo al servicio de urgencias del hospital de la Seguridad Social de Leganés, una ciudad situada al sur de Madrid.

     Como sabrán muchos de los lectores en el servicio de urgencias de este hospital se había detectado un extraordinario número de fallecimientos que llamó la atención del personal sanitario. Un informe anónimo se hizo llegar a las autoridades sanitarias de la Comunidad de Madrid y a la Ministra de Sanidad, denunciando los procedimientos de sedación terapéutica que los médicos de este servicio de urgencias aplicaba a una gran cantidad de personas de la tercera edad que ingresaban en este servicio. La ministra de Sanidad dejó aparcado el dossier en su cajón, pero el Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid decidió abrir una investigación y separar del servicio al médico responsable y a sus colaboradores.

     En un principio, el secretario General del PSOE en Madrid, el Sr. Simancas, dio una rueda de prensa atacando al Gobierno Regional del PP, del que dependía el Hospital, por «la extraordinaria gravedad de unos hechos en los que se habla de una supuesta práctica de eutanasia activa» en uno de sus hospitales. Pero inmediatamente que le dijeron que los médicos eran «de los suyos», cambió el discurso de la eutanasia para atacar al mismo Consejero de Sanidad por la «arbitraria decisión» de separar del servicio a unos médicos de tan demostrada valía.

     Un informe realizado por un comité médico de expertos independiente concluyó que en los 169 casos estudiados se había comprobado 73 prácticas irregulares de sedación a enfermos fallecidos en Leganés, sedación que se practicó sin estar indicada ó incluso ¡¡expresamente contraindicada!!

     Hay que resaltar que los expertos solo declararon estas infracciones como «mala praxis» cuando por las historias clínicas se presentaban como evidentes, aunque las estadísticas de fallecimientos del hospital en comparación con otros similares podían dar a entender que la cifra de ancianos que encontraron la muerte por ese procedimiento podía alcanzar a los 400 casos en los años en los que operaba el equipo del Dr. Montes. Pero además, el cese del equipo de urgencias que dirigía el famoso doctor redujo drásticamente las cifras de las muertes en el servicio de urgencias del hospital. Fuentes del hospital informaban a la prensa de los datos objetivos que emanaban de los informes que, como cada año, lleva a cabo el citado centro. Según dichos informes, durante el año 2004 se registraron 203 muertes en su servicio de urgencias, cifra que bajó a 106 en todo el 2005. Ello significa un descenso del 47,8 por ciento en el número de fallecimientos. (Téngase en cuenta que la destitución de Montes y su equipo se produjo en Marzo de 2005, es decir que el primer trimestre todavía acumulaba alta mortandad).

     Pero este dato tremendo parece que carecía de importancia ya que se produjo una movilización general de todos los recursos mediáticos de la progresía, con el grupo Prisa a la cabeza, defendiendo desaforadamente a los que consideraban no un caso de médicos implicados en un caso que debía ser investigado y analizado exhaustivamente por caer en el campo de la salud y de la seguridad de los ciudadanos, sino como un ataque al núcleo de los suyos. La manipulación sindical de los trabajadores del hospital llevada a cabo por los agentes sociales de izquierda y extrema izquierda en apoyo, no de las familias de los ancianos muertos, sino de los responsables de su muerte, dada su condición sobradamente conocida correligionarios en la izquierda, forma parte de uno de los episodios de mayor falta de ética profesional e ignominia. Sobre todo cuando todo el personal del hospital sabía que en la ciudad de Leganés al centro se le conocía popularmente con el apodo jocoso de: «si lo sé no vengo», y a los médicos implicados como «el sendero luminoso».

     Pero la cuestión no concluyó ahí. Después de la primera vista judicial y de la vista ante la Audiencia Provincial de Madrid, el tribunal ha concluido archivando el caso y declarando que como no se practicaron autopsias a los fallecidos es imposible determinar que las causas de las muertes puedan atribuirse inequívocamente a la sedación practicada, aunque se reconoce que hubo mala praxis. Ya en la vista llevada a cabo en el Juzgado numero 7 de Leganés, había quedado expuesto que no podría acreditarse fehacientemente una relación directa entre la administración de los fármacos y la muerte de los enfermos a los que se aplicó porque ello dependía de los resultados de unas autopsias que nunca llegaron a producirse.

     Esta sentencia movilizó nuevamente a toda la batería mediática y a los correligionarios con el presidente Zapatero a la cabeza. Así, envalentonados por la sentencia, los acusados ahora dicen que van a denunciar a todos los que los acusaron a ellos. Pero los jueces, por mucha sentencia que como legisladores establezcan, no son médicos y con literatura legal que no con argumentos científicos nunca podrán negar las razones médicas que constan en los informes de los peritos que entregó al tribunal el Colegio Oficial de Médicos de Madrid, ni dar una explicación de como pudieron reducirse el número de muertes a la mitad con solo cambiar al equipo médico.

     Pero además, también hay que hablar de los jueces de la sentencia, que debe acatarse como resolución judicial que es, que no significa que sea ni justa ni verdadera, escasamente una simple realidad legal, como muchas otras que antes se han establecido sin serlo de verdad, y no puede dejar de hacerse conocer a los lectores que de los tres magistrados que juzgaron este caso, Manuela Carmena, Ramiro Ventura y Rosa Brovia, los dos primeros, pertenecientes a la asociación Jueces para la Democracia, suscribieron en 1991 un documento llamado «a favor de la disponibilidad de la propia vida», que es un manifiesto a favor de la eutanasia. El documento ya decía entonces entre otras cosas que «no se debe castigar, la actividad médica que aplica procedimientos analgésicos que pudieran producir un acortamiento de la vida». Además, Manuela Carmena es actualmente miembro del patronato de la Fundación Alternativas, una organización vinculada al PSOE, de la que también forma parte el presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, la ministra de Educación, Sr. Cabrera y el diputado socialista Diego López Garrido.

     Nuestro país hace tiempo que padece una administración de justicia politizada que pervierte el derecho, administrándolo en función de intereses partidistas ó de filosofías y estrategias sectarias. Así culpables salen inocentes, inocentes se «comen marrones». Terroristas hoy mañana son hombres de paz y pasado mañana vuelven a ser terroristas, según a los que mandan les da la gana. Presuntas prevaricaciones, ó dicho de modo más suave, sentencias «raras» y contradictorias, no solo están a la orden del día, sino que la desfachatez y la impunidad con que se realizan han experimentado un notable crecimiento en los últimos años.

     De la misma manera el ataque contra la vida se ha visto incrementado en número de víctimas eliminadas como consecuencia de la despenalización del aborto que ocasionó la modificación realizada por el gobierno socialista de la ley que hizo que el aborto legal en el supuesto de grave riesgo para la madre incluyese no solo aquellos casos físicos clínicamente demostrables, sino también los supuestos daños sicológicos. Esto ha supuesto el gran coladero legal para que cualquier mujer pueda interrumpir su embarazo alegando simplemente que seguir adelante con el le ocasiona un daño psicológico. Así no es extraño lo que acaba de saltar a la prensa acerca de clínicas abortistas que cuentan con ejemplares cubiertos y firmados por psicólogos recomendando el aborto por daño psicológico y con el nombre de las pacientes en blanco, para rellenar por una secretaria, sin importar que no han visto nunca ni tratado a las pacientes.

     La otra bandera contra la vida ha sido la promoción de la eutanasia como un derecho de cualquier persona para «morir dignamente». Todos tenemos en la mente los ejemplos de organizaciones que han estado lavando el cerebro a personas con incapacidades físicas, no para animarlas a vivir, a sentirse útiles para la sociedad, a desarrollar las capacidades, sino hundiéndolas en la desesperación de que son una carga, que su estado no tiene calidad de vida, que no valen para nada más que para arruinar la vida de sus familiares y próximos y que lo mejor que pueden hacer, e incluso pasar a la historia, es convertirse en activistas por el derecho a la eutanasia y morir por esa causa. Así que manipulados emocionalmente son animados para pedir a sus animadores que les quiten la vida, eso si, después de una eficaz campaña de propaganda mediática.

     El tercer caso es el de la eutanasia terapéutica. (El actual ministro de sanidad también anda en esa onda ideológica, de la que dijo que había que hablar claramente). Es suprimir directamente a las personas a las que ven como una carga para la sociedad, así que hay dos fórmulas: La fórmula engañosa de algunos médicos sin principios morales ni compromiso con su juramento hipocrático, informan a las familias que el caso de su anciano familiar clínicamente no tiene solución y que lo mejor que pueden hacer es «que no sufran». A veces te dicen «si fuese familiar mío yo diría que no lo intervengan quirúrgicamente». Claro que luego estos mismos, cuando de sus familiares se trata, y si los aman, mueven todo un hospital para hacer intervenciones médicas y pruebas diferentes aunque sean costosas y con escasas posibilidades de éxito. Pero a las familias de los demás, tratan de que se el diagnóstico de terminal y firmen la suspensión de todo tratamiento terapéutico sustituyéndolo por una sedación letal. La segunda fórmula es que ni siquiera piensen que el paciente ni los familiares tengan que dar su conformidad, sencillamente porque se creen facultados para decidir que lo mejor que puede hacerse con el paciente es quitarle la vida. Los nazis ya tenían claro y pusieron en práctica lo que aquí defienden «los progresistas»: dar una muerte digna a los que ya no son útiles para la sociedad. Aquellos pensaban que eliminando judíos, gitanos, disminuidos físicos y psíquicos, homosexuales e inadaptados, no solo mejoraría la raza humana en su camino hacia los superhombres, sino que los recursos materiales y económicos que gastaba la sociedad en mantener a «los inútiles» serían más eficaces en manos de los útiles. Así que la muerte por gas también se consideraba una forma «humanitaria» de eliminarlos.

     Al lector que tenga interés por conocer los testimonios de los familiares de los muertos por sedación en ese hospital de Leganés, puede encontrar suficiente información en Internet.

     Quería terminar este artículo dejando unos textos para la reflexión del lector. Defiende la vida, porque es un don de Dios. Rechaza las filosofías y las políticas de la muerte:

     Proverbios 12:28 En el camino de la justicia está la vida; Y en sus caminos no hay muerte.

     Job 33:4 El espíritu de Dios me hizo, Y el soplo del Omnipotente me dio vida.

     Salmos 139:13-17 Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas. ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Amigo, si estás por la vida, puedes hacer algo por demostrarlo. Lo más sencillo y a la vez eficaz: Impide con tu voto que se hagan abortos que matan los embriones de los hombres contraviniendo lo que Dios ha establecido y determinado. Deposita la vida en las manos de Dios y no des ocasión a los hombres impíos.

     Proverbios 24:11-12 Libra a los que son llevados a la muerte; Salva a los que están en peligro de muerte. Porque si dijeres: Ciertamente no lo sabíamos, ¿Acaso no lo entenderá el que pesa los corazones? El que mira por tu alma, él lo conocerá, Y dará al hombre según sus obras.

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